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Largo al factotum

In El Mono Melódico on junio 16, 2011 at 9:54 pm

O de las diferentes maneras de entrar a un parlamento.
Una de las arias más importantes de Las Bodas de Fígaro, Largo al factotum de la città, significa más o menos: Abran paso al hombre más importante de la ciudad. Y eso es lo que parece que andan diciendo nuestros políticos a todo el mundo: que abran paso, que pasan ellos.
Esta semana nos han sorprendido a todos con sus reacciones por una manifestación ante la sede del Parlamento catalán que, por mucho que se diga, no ha sido violenta, pero sí impeditiva, tomando la más asombrosa de las decisiones: al no poder entrar a pie ni en coche, han decidido entrar en helicóptero, convirtiéndose así en los primeros parlamentarios aerotransportados del mundo. La decisión ha sido tan esperpéntica que ha salido en el Taiwan Post, en el China Post, y en todos los Post del universo. Y es que hay muchas maneras de entrar en un parlamento: a pie (lo que es un normalismo indeseable), sobre un caballo de enormes genitales, como Espartero, para aprobar los presupuestos por bemoles (esparterismo testicular presupuestario), en carroza (síndrome de lady Di) o en tanque (contundentismo participativo). Las mejores son las que pasan desapercibidas, las más exóticas, como entrar disfrazado de faquir (faquirismo parlamentario)o reptar por las alcantarillas hasta aparecer bajo el asiento del presidente (pocerismo representativo) fueron descartadas por lesionar la imagen pública de estos políticos entradistas (que tienen que entrar como sea). Pero los representantes legales de la minoría mayoritaria de los catalanes, amparados en su derecho a representar, piensan seguir haciéndose los sordos ante las peticiones de participación democrática de los ciudadanos (noescuchonaditis absurda en tercer grado). Alegan que no saben lo que quieren, que es imposible, que no tienen líderes representativos, que no representan a nadie, que llevan rastas y que van en metro… y se lían a darles porrazos (porrazocracia continuista). Todo por lo mismo: para no perder privilegios y poder seguir diciendo a todos cuando pasan: ¡Largo al factotum!, y en eso se han convertido: en unos factótums.
Las bodas de Fígaro, de Mozart fue prohibida en muchos sitios, aunque tuvo un gran éxito a pesar de la prohibición; la razón de esa prohibición fue que el libreto de Da Ponte era una crítica a la prepotencia y el abuso de las clases superiores sobre el pueblo llano. Conviene que muchos políticos la escuchen. Eso sí, si no entienden el italiano, háganse con una versión traducida, que lo importante es que, además de que disfruten la música entiendan lo que allí se dice. Aunque, mejor pensado, que no la escuchen, porque seguro que no van a cambiar de actitud y a lo peor, después de entenderla, a alguno se le ocurre prohibirla. (No sé cómo Berlusconi no lo ha hecho ya.)