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María Dolores me quiere gobernar o Beethoven, Schiller, la novena y la libertad.

In El Mono Melódico on abril 29, 2011 at 6:26 am

Cuando Schiller escribió el poema que luego Beethoven utilizó para el final de su novena sinfonía  lo quiso llamar “Oda a la libertad”. La censura de la época no puso problema en que lo publicara, siempre que no se hablara de libertad. El pobre Schiller cambió el nombre y parte del contenido y lo llamó “Oda a la alegría” (qué remedio –jodidos pero contentos-). Muchos informadores pueden temer que dentro de poco pase algo parecido si la secretaria general del PP, a quien parece que molesta la libertad de información, consigue imponer sus criterios en este sentido.

Si Beethoven hubiera vivido en la actualidad, sin duda María Dolores de Cospedal lo habría tachado de antisistema, se habría quejado de su pelo largo y desordenado  y le habría sugerido que en vez de componer el último movimiento de su última sinfonía sobre el poema de Schiller le pusiera música al programa electoral del PP (única canción aceptable a sus oídos) y, como premio, habría reclamado de su soberano Rajoy el cargo de Duquesa del Rifirafe; por los servicios prestados.  Porque María Dolores parece ser una de esas personas mequierengobernantistas, que andan siempre diciendo lo que hay que informar, lo que hay que opinar y acusando a los que dicen lo que les parece de que eso que hacen está muy feo, es decir, se ha erigido en una lideresa liberticida y regañícola. Convendría saber  si también es vicemarianista, es decir, si ocupa el lugar de Mariano Rajoy y su presidente opina lo mismo que ella, cosa que ignoramos (como ignoramos  en qué consisten la mayor parte de sus pensamientos), porque en materia de libertades vamos apañados con gestos como el de la secretaria general del PP de acusar de parciales y sectarios a los que no bailan al son de su flauta, una flauta que, además tiene pocas notas y desafina con frecuencia. Por lo tanto, recomendamos a los líderes controlantistas con tentaciones de controlar cosas incontrolables como la libertad de expresión y los medios públicos de comunicación, que se den un atracón de novena sinfonía de Beethoven y recuerden que habla de libertad (aunque diga alegría). Aquí tienen una para hacer el ejercicio todas las mañanas antes del desayuno:

http://www.youtube.com/watch?v=_-mvutiDRvQ

Licencia Creative Commons
María Dolores me quiere gobernar por Roberto Mendès se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
Basada en una obra en laislaenlacolina.wordpress.com.

Gente da minha terra

In El Mono Melódico on abril 23, 2011 at 6:38 pm

Mariza es una de las cantantes actuales de fado más queridas en Portugal y cantó y lloró con la gente en un multitudinario recital en Lisboa la canción Gente da minha terra. Todo un espectáculo musical y humano.

Yo me pregunto si los españoles vamos a ser tan paramiserablistas (partidarios de
comportarse miserablemente con los vecinos) como para olvidarnos de gente como Mariza, Saramago o Pessoa y de todo lo que ha significado Portugal y los portugueses para muchos de nosotros. Parece que nuestra facioesclerótica clase política (dícese de los cargos públicos de endurecida tez de tanto tomarnos el pelo a los demás), haciendo alarde de una ceguera pronosotrista que ya predijera el mismo Saramago, sufre ametosis múltiple porque no es capaz de proponer metas dignas a sus ciudadanos. Una de estas metas que parece habérseles pasado por alto es la de ayudar a los portugueses, en estos momentos en que los ultramiserables y mezquiníferos buitres financieros andan dando vueltas alrededor de sus cabezas. Saramago siempre dijo que España y Portugal debían andar juntos; ser el mismo país. Esto ya es cierto para muchos portugueses y españoles, para los que el Miño, el Duero y el Tajo hace años que no separan nada, pero los políticos ultrafondomonetaristas (más ambiciosos que el propio FMI) miran para otro lado, confundidos por la codicionomía que pretenden imponernos a todos, mientras reciben con una estúpida sonrisa las felicitaciones del FMI por nuestro buen comportamiento. ¿De verdad, para comportarse bien hay que dejar al vecino en manos de los lobos? No lo creo, como no lo creía Saramago y más bien parecen cosas de los expertos estulticultores (señores que cobran en las tertulias de radio y televisión por intentar convertirnos cada día en ciudadanos estúpidos). Y ya que hoy, desgraciadamente el maestro de la parábola no está entre nosotros para recordárselo a todos los que lo han olvidado, tendremos que tomar el relevo y decir que es vergonzoso que dejemos que nuestros vecinos se empobrezcan sin hacer nada por evitarlo.

Como yo también soy portugués (aunque haya nacido en Andalucía – todo el mundo sabe que los portugueses nacemos donde nos parece-) y los portugueses son gente da minha terra les propongo que lloren un poco con Mariza y después exijan a sus políticos de cabecera que no sean altromiristas, es decir, que, al menos por esta vez, dejen de mirar para otro lado.

http://youtu.be/G4cyNK3BW7Q

La cena del rey

In El Mono Melódico on abril 20, 2011 at 6:05 pm

Luis XIV, el Rey Sol no cenaba de cualquier manera. Con frecuencia organizaba cenas fastuosas para sus invitados, para las que requería una música espectacular. Michel Richard de Lalande, llegó a ser un músico especializado en cenas y compuso sus Sinfonías para las Cenas del Rey, una colección de fanfarrias a la mayor gloria del muy borbón Rey Sol (letatsemuá).
Pero el Rey Sol, incluso cuando cenaba a diario no cenaba de cualquier manera. Solía comer en presencia de su corte, que esperaba de pie, mientras el soberano ingería las regias viandas, intrigando o esperando una migaja de su atención. Esta es la misma sensación que ofrecen los partidos políticos en la actualidad. Sus máximos dirigentes se han convertido en una especie de reyesoles estadosoyyoístas (dícese de los líderes que creen que la opinión de los ciudadanos importa un escroto) de cuidado, alrededor de los que gira un enorme universo de parladuladores (parlamentarios aduladores), paniministeriaguados (paniaguados de los diferentes ministerios) e informaveidiles (informadores que comunican rápidamente lo que se les ordena) que hacen palidecer algunas cortes suntuarias, como las de los borbones del XVII o del XVIII. Muchos de estos últimos viajan en bussiness y se declaran eternochollistas (creen que lo suyo es para siempre), pero se olvidan que la corte de los borbones acabó por desaparecer con la Revolución Francesa, y que rodaron muchas cabezas, en el sentido más literal de la frase. Deberían mirar al noreste, hacia Bélgica: si lo hacen se darán cuenta de que allí llevan casi un año sin gobierno y que no ha pasado nada. Incluso han sido capaces de presidir la Unión Europea (aunque esto último no es muy difícil: nosotros lo hemos hecho y no ha pasado nada). Y si miran directamente al norte, verán cómo en Islandia han decidido hacer lo contrario de lo que dicen sus cortesanos que hagan, o sea que parece que las suntuarias cortes de políticos que se pasan la vida contemplando al rey sol/presidente de su partido no son imprescindibles y, dado que hay que ahorrar, quizá sea cuestión de echar cuentas y decidir qué nos interesa más: tener políticos que babean ante su rey sol, dan la espalda a los que los eligen y viajan en bussiness o gastarnos su presupuesto en enseñanza, seguridad social o incluso en vino. Aquí tienen la música que utilizaba Luis XIV para cenar por si les sirve de ayuda para decidir (dicen que la escuchó Robespiere y se enfadó tanto que luego pasó lo que pasó).
http://www.youtube.com/watch?v=FtYu9oHLFHg

Música para los reales fuegos artificiales

In El Mono Melódico on abril 20, 2011 at 5:55 pm

A Haendel lo contrataron en Inglaterra, al final de su carrera musical, entre otras cosas, para ponerle música a las celebraciones de la realeza. Así, cuando los ingleses y los austríacos nos machacaron a los españoles y a los franceses juntos y ellos mismos sufrieron una terrible guerra causada por los problemas de la sucesión en la corona española, le encargaron un himno para celebrar el Tratado de Utrecht. Pero esto no significó el fin de las guerras, ni mucho menos y a los europeos de a pie nos quedaba todo un siglo XVIII lleno de muertos, heridos y desaparecidos en combate defendiendo los intereses de nuestros respectivos monarcas. Después de esa celebración nos metieron en otra guerra, la de sucesión austríaca y volvieron a celebrar su final, esta vez con una música mucho más conocida: la de los Reales Fuegos Artificiales, que acompañó a un regio espectáculo pirotécnico. Luego, los europeos volvimos a nuestras disputas para acabar el siglo de la forma más sangrienta posible: con las guerras napoleónicas. Todo un éxito.
Ahora nos pasa lo mismo: vivimos en una sociedad que lo celebra todo. Incluso las más tristes derrotas y las más amargas realidades. Los políticos se empeñan en “inyectarnos optimismo” y seguir a lo suyo, (que evidentemente no es lo nuestro). Las empresas, que saben que hacerse mala sangre retrae el consumo, siguen haciendo campañas de publicidad en las que un improbable consumidor sonríe cuando compra a crédito, con el dinero que nunca tendrá, un coche que no le hace falta. Algunos celebran la fastuosa capacidad tecnológica de que disponemos manifestando con asombro digital que las revueltas en el mundo islámico se deben a lo maravillosa que es Internet, no a que la gente lleve decenios malviviendo entre dictadores enriquecidos, políticos corruptos y militares asesinos. Esos mismos que viven entre fuegos artificiales deberían ser más solidarios con el estado del desánimo en que se ha convertido lo que algunos creyeron que era el estado del bienestar, y no pretender convencernos de que, a partir de ahora, todo irá bien. En vez de eso deberían tener en cuenta cosas como la Infelicidad Nacional Bruta (INB), en vez del PIB y no decirnos que es más importante producir que ser feliz. También habría que publicar mensualmente el Índice de Insatisfacción ante el Consumo (IIC) en vez del IPC, a no ser que interese más el precio de las cosas que la satisfacción del que compra; o informar en “tiempo real” (como si el tiempo pudiera ser real) del Nivel de Frustración Ciudadano (NFC) y de sus causas y no del índice del Ibex35. Quizá deberían también dejar de sacrificar a los creadores para beneficiar a las industrias culturales, o contratar maestros en vez de apoyar la industria del automóvil. Cualquier cosa, menos decirnos que todo irá bien, especialmente si les regalamos el voto en las próximas elecciones, porque a los ciudadanos nos gusta la música de Haendel, pero estamos hartos de tantos fuegos artificiales. Y a los que les guste creerse semejantes manifestaciones de optimismo exultante solo queda desearles ánimo, que todo va por el camino esperado: de éxito en éxito hasta el fracaso final.
Música para los Reales Fuegos Artificiales. Haendel:
http://www.youtube.com/watch?v=32Twgu1Y_Nk&feature=related

Música, amor y vino.

In Más Vivaldi y menos paracetamol on abril 20, 2011 at 5:46 pm

Esta es una de esas lista de cosas que se enumeran para decir: ¡Con esto tengo suficiente! ¡Para vivir no necesito más! Es el equivalente del «salud, dinero y amor», mucho más prosaico, o aquello que decía Jardiel Poncela, que el mundo se sustentaba sobre tres pilares: estómago, sexo y dinero.

Bueno pues hemos decidido hacer un planteamiento anticrisis y quedarnos con las sugerencias que no incluyen cuestiones económicas (a fin de cuentas las mejores cosas de la vida no cuestan dinero) y hemos puesto esta opción de Beethoven: se trata de una de sus canciones tradicionales inglesas (por eso está en inglés y no en alemán, como muchos esperaban) y esta es la que se titula Music, love and wine, o sea, lo mejor de lo mejor y, además, barato. Strauss dijo algo parecido cuando escribió Vino mujeres y canciones, probablemente suponiendo que amor y mujeres son sinónimos, lo que es una hermosa coincidencia. Blas de Otero, en su muy recomendable último libro (póstumo), Hojas de Madrid con la galerna, que acaba de publicar Galaxia Gutenberg, recopilado por la siempre encantadora Sabina de la Cruz,  que fuera su última mujer y fiel conservadora de sus maravillosas poesías, también hace una lista de las cosas indispensables en esta vida que me permito reproducir a continuación para que todos (especialmente los que vivís en Madrid) la tengáis en cuenta en estos momentos de crisis generalizada.

Gracias doy a la vida

La Biblioteca Nacional.

El Museo del Prado.

El parque del Retiro.

¿Qué más quieres? Blas de Otero,

a ti te digo: ¿qué más quieres?

Libros,

cuadros,

frondas.

Para apaciguar el alma.

Para recrear la vida.

Para festejar los ojos.

Un pequeño volumen,

en pasta española.

Unas mujeres hilando.

Un árbol hermoso.

Eso es todo.

Y, lo otro,

lo que no podemos remediar,

que siga su curso, imperturbable,

Y sin perturbarnos

Mahler, el pesimista

In El Mono Melódico on abril 20, 2011 at 5:32 pm

No es momento para debatir si es momento de debatir. Lo ocurrido en Japón, en primer lugar, invita a la tristeza: miles de personas muertas no permiten hacer bromas y la música puede servir para mostrar nuestra solidaridad y nuestra inquietud.

 Un buen ejemplo puede ser la música de Mahler, que era un pesimista nato. A pesar de ser un prestigioso director de orquesta, estar casado con la mujer más hermosa de Viena y componer obras maravillosas, su sentimiento siempre era el de que las cosas iban a ir fatal. La enorme tristeza que destilan los tiempos lentos de sus sinfonías son un preludio de lo que puede ocurrir. Pareccen decirnos que los dioses nos contemplan cuando somos felices y, mientras tanto, piensan qué nueva debacle lanzarán sobre nuestras cabezas. Por eso, en segundo lugar, escuchar, precisamente, a la Filarmónica de Tokio interpretando el tercer movimiento de su cuarta sinfonía me hace ser pesimista sobre lo que supone el uso de la energía nuclear: es tentar a la suerte, o dicho de otro modo, caer en un optimismo tan injustificado como suicida. A la vista del desastre japonés, el PP ha pasado de defender a ultranza las nucleares a decir que no es momento de tomar decisiones, en caliente (también lo ha dicho una miembra del gobierno y muchos otros energívoros adoradores del consumo a cualquier precio). Y como las nucleares no son rentables, es más que previsible que haya que subvencionar a las oligárquicas eléctricas para que nos construyan a los españoles unas centrales que, según los “expertos” debatífugos (o sea, que huyen del debate) nunca se rajan (hasta que lo hacen) y que, por si alguien no se ha dado cuenta, consumen un uranio del que no disponemos, por lo que seguiremos dependiendo del exterior para nuestras (excesivas) necesidades energéticas. Si dispusiéramos de un alucinoargumentómetro (aparato que sirve para medir el nivel de alucinaciones convertidas en argumentos) estaría echando humo. Por si no fuera suficiente lo dicho hasta aquí, todo esto, por nuestro bien, será incluido en la próxima factura eléctrica integrada que fomente los beneficios energénicos (o sea procedentes del engaño de las energías) para unos pocos, a cambio de que nos sometan a radiación a la mayoría . Como es previsible que el PP gane las próximas elecciones (según ellos mismos) y las siguientes y las siguientes, (siempre según sus previsiones), también es previsible que acaben pagando con dinero público centrales nucleares nuevas y también es previsible que alguna de ellas sufra un accidente, como (ya ven) ocurre antes o después. Es, por todo lo anterior, un momento estupendo para escuchar a Mahler, ponerse completamente pesimista y no hacer caso a los guiños nucleares del PP. Yo, personalmente, cuando veo que alguien me guiña un ojo no pienso en una posible aventura erotico/festiva, más bien tiendo a pensar que lo guiña para mirar mejor por el alza del arma con el que me va a encañonar y así poder hacer puntería sobre mi salud y mi desvencijada cuenta corriente. Les dejo con Mahler; como a él, creo que solo nos queda el pesimismo. ¿O no?

http://www.youtube.com/watch?v=MrIAfO5YLwo

Él les envió el granizo.

In El Mono Melódico on abril 20, 2011 at 5:22 pm

He gave them hailstones,  es uno de los coros más famosos del oratorio Israel en Egipto de Haendel. En él, el Pueblo Elegido, o sea, nosotros, se felicita y regocija porque Él les ha enviado a sus enemigos, es decir a los nuestros, una de las plagas que se merecían, según la Biblia.

Se acordarán de que la huida del pueblo judío fue posible, entre otras cosas, gracias a que Él mandó siete plagas terribles, que respetaron a los judíos y los castigaron a ellos, que hace 4.000 años eran los egipcios. Bueno, pues eso es lo que parece que estemos esperando cuarenta siglos después que ocurra en Libia y en nuestro propio país, que Alguien les envíe a ellos las siete plagas que se merecen. Sin embargo, yo no he visto nunca abrirse el Mar Rojo para facilitarle el paso a los refugiados, ni tampoco que la langosta asole los beneficios de ninguna entidad financiera comiéndose los billetes de sus cajas de seguridad. Tampoco ha caído la oscuridad sobre los imperios de las empresas energéticas (que yo tenga noticia), y mucho menos la CNN ha informado de que el granizo se haya desplomado en tromba sobre ningún dictador enloquecido que haya decidido masacrar a sus pisoteados súbditos para mantenerse él mismo, a sus hijos, a sus hijas, a sus primos, a los cuñados de estos y a un selecto grupito de chupópteros chuligarcas (dícese de los que gobiernan por el mero hecho de ser así de chulos). Lo que sí he visto es cómo algunas criadillacracias (sistemas de gobierno basados en tener los genitales más grandes que los demás), se han llevado por delante miles de vidas, sin que Él haya hecho nada por castigarlos a ellos. Acuérdense del millón de muertos tutsis en Ruanda o, más recientemente, del genocidio en Somalia, con otro millón de muertos, grosso modo. A los responsables no les ha caído nada sobre la cabeza, el granizo no les golpeó, el cielo no se oscureció para cegarlos y las langostas no les comieron nada. Mientras lo piensan, disfruten con el oratorio Israel en Egipto y este exultante coro. Y tranquilos que, al fin y al cabo, el Pueblo Elegido somos nosotros. ¿O no?

http://www.youtube.com/watch?v=U0sD0P83m9I

El sueño del akelarre

In El Mono Melódico on abril 20, 2011 at 5:16 pm

No es lo mismo coger al toro por los cuernos que tocarle someramente las criadillas. Quiero decir que no es lo mismo enfrentar los problemas de una o de otra manera. Los científicos saben que las soluciones de un problema pueden ser de diversa índole: algunas de ellas parciales, otras paradójicas y muchas engañosas. Todo esto es el mero reflejo de una realidad compleja, que es la que nos rodea. Sin embargo, los políticos, llevados por una interpretación mágica de esta realidad, tienden a creer que las cosas se solucionan haciendo leyes en el parlamento. Se trata de un proceso mágico en el que se exorciza el problema en una especie de akelarre donde se reúnen habitualmente los nuevos druidas y, tras una ceremonia de intercambio de insultos, se invoca a la votación que, mediante unas luces verdes y rojas se hace carne en ese Zugarramurdi de la Carrera de San Jerónimo, donde se reúnen y determinan los destinos del resto de los ciudadanos mediante una especie de oración o letanía que todos deben conocer obligatoriamente y cumplir mágicamente, a la que llaman Ley. Lo que pasa más allá de la enorme puerta de entrada, custodiada por dos enormes leones, capaces de asustar al que ose ofender a semejante conciliábulo, no es cosa que parezca afectarles. Todo esto me recuerda mucho al quinto y último movimiento de la Sinfonía Fantástica de Berlioz, en donde el protagonista, después de ponerse hasta el moño de psicotrópicos, sufre una tremenda a lucinación que le hace creer que está en medio de un akelarre. No es el caso de los legisladores, que no necesitan de ninguna ayuda externa para llegar a un estado similar.

http://www.youtube.com/watch?v=IrezpUWIY98

Después de un sueño.

In El Mono Melódico on abril 20, 2011 at 5:05 pm

Fauré compuso Après un Rêve (Después de un sueño) al sufrir un terrible desengaño amoroso. En el sueño de Fauré, un amante rechazado (que era él mismo) volvía a ver a su amada y ella le correspondía. Al despertarse, vuelve a la cruda realidad, se encuentra solo y su único deseo es retornar a ese mundo de los sueños – cercano al de la muerte – donde ha visto realizados sus deseos y del que nunca hubiera querido salir.
Últimamente, muchos tenemos una sensación semejante…como de resaca, parecida a la de estar despertando de un profundo sueño. Es como si no fuéramos capaces de comprender lo que ocurre a nuestro alrededor. El aturdimiento es tal que debemos advertir a los que se sientan recién despertados, como nosotros, contra aquellos que pretenden robarnos la cartera aprovechando nuestro estupor. No les quepa duda alguna de que los más espabilados, siguiendo las consignas del Gran Espabilado, premio Nobel de Economía, y Gran Maestre de los Especialistas, el ya fallecido Milton Friedman, aprovecharán la coyuntura para colocarnos dobladas las reformas económicas y sociales que menos nos interesan y más nos perjudican. Entre los más espabilados parece que va a destacar Mariano Rajoy, porque dicen los confidenciales que dice Rajoy que “Si en los seis primeros meses [de presidente del gobierno] no me montan tres huelgas generales no lo estaré haciendo bien”.
Pero lo que los espabilados no están contemplando es que los ciudadanos parecen estar derivando a marchas forzadas del nihilismo abstencionista al andayquetefollentismo indignadista, paso previo al imprevisible estado de yameteneishartismo genital de tercer grado, que en la mayoría de los casos viene ocasionado por una rotura de las cuentas corrientes acarreada por una carteritis crónica o síndrome de la cartera suelta, que consiste en tener que echar mano continuamente de la susodicha cartera con la consiguiente pérdida de euros ante las sucesivas medidas económicas y laborales puestas en práctica por una legión de ortomedidacultores (cultivadores de medidas económicas perjudiciales que nos introducen sistemáticamente por el orto o recto) disfrazados de expertos economistas.
Con tal anuncio, tontos seremos los perjudicados si no nos aprestamos no ya a organizar tres huelgas generales, sino al menos una docena en los seis primeros meses del próximo gobierno. Así que, escuchemos por última vez este Après un Rêve de Fauré y despertemos de una vez, antes de que las susodichas ortomedidas sean algo tan doloroso como inevitable.

http://www.youtube.com/watch?v=8iOlPgrXlTo&feature=related

Como la Casta Diva

In El Mono Melódico on abril 20, 2011 at 4:54 pm

En la más conocida aria de la ópera Norma, de Bellini, la protagonista, la sacerdotisa Norma, le canta a la luna (la Casta Diva) para que le devuelva el amor perdido de su amante secreto, con quien se amancebó continuadamente después de perder sacrílegamente su virginidad, a resultas de lo cual tiene dos hijos bastardos triscando por la aldea gala en la que habita.
Como la Norma de Bellini, la votantada votífuga (o conjunto de personas que no sabemos qué hacer con nuestro voto) nos veremos obligados a pedirle a la Diosa Luna que haga que los gobernantes se vacunen contra la terrible autoidolatría votantófoba que les ha infectado (enfermedad por la cual los políticos se adoran a sí mismos sobre todas las cosas, aún a costa de concitar el odio de sus electores y perder todos los votos que en el mundo han sido) y ocasiona que se entreguen a otras votantadas más jóvenes, en vez de volver a la relación habitual con su votantada de referencia que tanto les ha querido y que por ellos perdió la virginidad política. La culpa la tiene la bancopatía que sufre el PSOE, cuyo síntoma evidente es proclamar en público su amor por la banca y los grandes empresarios, mientras el PP padece de microempresarialgia fulminante, es decir un amor desbocado, repentino e incontrolable por los pequeños empresarios, y obrerofilia pertinaz por sus reiterados intentos de amancebamiento con la clase trabajadora. Y nosotros, como una virgen ultrajada, como Norma, nos hallamos, (¡Oh, cielos!) abandonados por unos y por otros. Tal y como están las cosas, es posible que los empresarios pidan el voto para el PSOE y los trabajadores para el PP y al final, como en la ópera de Bellini, las sacerdotisas supuestamente vírgenes procreen hijos espurios con el enemigo y la izquierda se convierta en derecha, la derecha en izquierda, el centrocampista en defensa y el portero en presidente del gobierno (¡Casillas al poder!). Por cierto, por si a alguien le interesa, en la ópera todo acaba mal y Norma y su amante romano mueren en la hoguera, una por perder el virgo reiteradamente con el romano y el romano por ser el enemigo de los galos, y es que los amores contra natura siempre acaban pringando. Una pena.
Consuélense con la Callas cantándole a la luna con estilo y glamour sin par (algo de lo que andan escasos –como de tantas otras cosas- nuestros políticos, que tienen menos glamour que Belén Esteban recién levantada).

http://www.youtube.com/watch?v=MBW5a77wINQ